jueves, 1 de agosto de 2013

Cambia/Cumbia

Una noche
dos noches
tres noches.

Así puedo sostener incansablemente - o por lo menos hasta el vencimiento del cuerpo - el insomnio. 
Esa sensación tan parecida al amor, que hace que se me ericen los pelos, que me sobresalte, que.. Bueno, que todo.
Un ataque totalmente esperado a los nervios. Un pelotón de miedos e inseguridades. Mi único escudo: yo misma. Al horno. 
Es una sensación además comúnmente aceptada, por lo que lo más usual es escuchar "es la experiencia de tu vida". Pero, ¿y si la paso mal? ¿Si me quiero volver cuando tenga -15º de temperatura? A quien engaño, claro que sé que no me voy a querer volver, pero tanta terapia, tanto psicoanálisis no aporta a jugar a que las profecías autocumplidas no existen, y que todo es manejable. 

En fin.
Hace casi un año empezó la aventura. En tres días, me voy a pegar la cabeza contra la ventana del avión que va a estar 13:50 en el aire, para atravesar el mundo y transportarme. 

La sensación? En cualquier momento vienen a avisarme que esto fue un error.

No hay comentarios:

Publicar un comentario